Cuentos realizados durante el taller de redacción creativa ambiental
A continuación te compartiremos todos los cuentos y redacciones que los participantes escribieron durante este taller. Tuvieron la oportunidad de escribir:
- Una carta a la madre Tierra
- Un texto a partir de un objeto

Cartas a la madre Tierra:
Carta #1
Querida Madre Tierra:
Durante años malviví sin darme cuenta de que a mi paso solo te había robado vida, descuide de tus animales, sí, a esos que juré tanto querer, a las aves, a los peces, los mamíferos y hasta las pequeñas hormigas. Todas las plantas que me regalaste siendo apenas unas raíces con el tiempo se secaron.
Las aguas que procuras renovar cada ciclo en mares y ríos me llegaron más sucias, me di cuenta tarde como buen mexicano, que no toda la responsabilidad es mía, y la compartí.
Hace un tiempo desperté bajo la sombra de una comunidad que me abrió sus brazos para mostrarme que aun puedo llevar un mensaje de empatía, me enseñaron que juntos hacemos la diferencia, son humanos jóvenes que en realidad son diferentes porque estamos juntos.
Hoy tu diagnóstico arroja a un día cero, y sin embargo, tu fuerza es más grande de lo que podemos imaginar, sé qué harás lo posible por mantenerte viva para los otros, los que apenas vienen. Mientras tanto con mi terquedad y la de aquellos que me han seguido hasta hoy, seguiremos sembrando, hasta que nos volvamos parte de la cosecha.
Karla Gallegos.
Carta #2
¡Hola!
Llegué aquí a un lugar llamado León, estoy en una charla y me encuentro con la noticia de que hay muchos cuentos que no te escriben, es por eso por lo que hoy decidimos dedicarte uno o varios textos.
Te quiero agradecer por la energía del día de hoy, la sincronía de este momento y el reunirnos aquí. Cualquier cosa que pase del otro lado, recibiremos el amor y la ternura de tu hogar.
Te pido permiso para que se multiplique la creatividad de este encuentro y estemos con la mejor actitud para trabajar esa creatividad.
Perdón por no ir a cenar todavía, a veces me encuentro con nudos que parece que tengo que desenredar para seguir con mi día y se me olvida lo importante.
Gracias por leer, espero que tú ya hayas comido rico.
Abrazos
Fátima Sánchez
Carta #3
Querida Madre;
Te mando el saludo más caluroso desde Egipto. Ya llevo 10 meses aquí y son ya 13 meses sin saber de ti. Mi vida ha mejorado, aunque debo admitirte que me costó adaptarme, este nuevo semestre ha sido de los mejores de mi vida, que incluso puedo decir que hasta árabe e inglés aprendí. He hecho muchas amistades, entre ellas un chico rubio con ojos azules y grandes que si tú lo vieras jurarías que no es de Corea, me he hecho muy amigo de él, y es raro que nos llevemos tan bien pero no nos podamos comunicar en nuestra lengua materna.
Me esfuerzo cada día para lograr mis objetivos, precisamente hoy iré a los laboratorios de Ciencias Sostenibles de Egipto a terminar el prototipo de pan con base en harina de chapulín, poco conocido aquí.
Quisiera poder verte pronto y estar contándote todo esto cara a cara y mirar tu cara de orgullo, viendo que los sueños que te conté de niño hoy los estoy logrando y te pueda decir con todas las letras que soy un científico reconocido que ha publicado en las revistas más reconocidas del mundo.
Me despido madre, con cariño tu hijo, aún te extraño, a pesar de que ya pasó más de 1 año de tu partida de este mundo.
Héctor Teodoro Ortiz.
Carta #4
Eres omnipotente, te encuentras en el más minúsculo rincón, la huella que aún existe de ti en espacios que ahora parecen inhabitables e infértiles para la nueva vida son símbolo de que un día todo fue tuyo.
Podemos detenernos un instante a oler, ver y sentir aquellos lugares donde no todo está perdido y luchas para sobrevivir a nuestra amenaza, pero apreciarte no basta si no te damos lo que necesitas, respeto y cuidado.
Tus parajes y seres vivos que quedan de la inmensidad que fuiste alguna vez nos mantienen vivos, quizá algún día podamos revertir el daño para verte en tu esplendor.
Michelle Silva
Carta #5
El vals de la señorita Tierra
La Tierra, tercer planeta del sistema solar, tiene una inclinación de 23.4° y tarda en girar sobre su propio eje 23 horas con 56 minutos. En el tiempo que tarda en completar su órbita alrededor del sol, gira sobre su propio eje 365 veces, esto es lo que nosotros los seres humanos conocemos como un año. La tierra ha completado su trayectoria alrededor del Sol.
4,543 miles de millones de veces desde que existe, a pesar de esta impresionante cifra… nuestro planeta sigue siendo joven. La Tierra en su incesante girar ha visto el surgimiento de la vida en ella, desde la conjunción de las biomoléculas en las células primigenias que fungirán como la base de toda la vida, hasta las grandes extinciones masivas; motor de renovación y cambio. Que una especie perezca es un proceso tan natural como respirar: inhalamos el oxígeno a nuestros pulmones, una forma orgánica especializada surge; mientras retenemos el aire, el oxígeno empieza a sufrir una serie de transformaciones dentro de nosotros al igual que una especie se transforma, adapta y persiste en el nicho en el que habita, finalmente las condiciones cambian, la mayoría de los individuos de la especie no son capaces de adaptarse y la especie se extingue; nosotros exhalamos monóxido de carbono. Los pocos individuos capaces de sobrevivir podrán, sin embargo, dar paso a una nueva especie y así el ciclo persiste.
Tan bulliciosa es la superficie del planeta que es de esperarse que la señorita Tierra estuviese al tanto de todo lo que ocurre en ella, pero tan ocupada está siguiendo las estrellas que ha olvidado que su organismo está constituido por tantos individuos como vueltas ha realizado a lo largo de su vida, pero ¿cómo culparla cuando nosotros mismos olvidamos que estamos constituidos por la misma cantidad de células, bacterias y parásitos? Así como nos olvidamos de nuestra constitución organísmica, hemos olvidado que solo somos refugiados temporales en nuestro pequeño pedazo de planeta y que co-dependemos con toda la demás vida para seguir existiendo. Tomamos prestadas alas para volar con ansias insaciables por tener más cosas y crear más cosas, a veces a costa de nuestra pequeña señorita Tierra. ¿Qué somos para ti, un pulmón, algo tan importante como el cerebro que orquesta todo lo que ocurre en tu interior? o acaso… ¿solo seremos para ti una pequeña gripe? Molesta, pero que no te impide vestirte de azul turquesa y bailar con tus queridas estrellas. ¿Deseas tanto quitarte este resfriado y seguir con tu vals rotacional en la inmensa pista oscura del universo? Las especies vienen y se van, tan rápido como el respirar, pero ¿no crees extrañarnos ni un poquito? ¿no extrañas a los enormes reptiles marinos que nadaban en tus aguas o a los dinosaurios voladores que surcaron tus cielos? Hay que darnos prisa si queremos que la señorita Tierra nos recuerde como algo más que un resfriado, poco a poco se atenúa el sonido de los violines, el contrabajo toca su última nota, se termina nuestra canción, pero el vals del universo nunca termina.
Thomae Rojas Jessica


Textos a partir de un objeto:
Texto #1
Como almohada suave covosulo, que descansa mis oídos y mi mente, me transporta al dotereso de los sueños y hace que recubra mis cabellos y al final amanece sin haber sido nada.
Estrella Gallegos
Texto #2
Con mi eco-bag yo puedo… Salir de casa con el guante (somuca) negro que cubre mis largos dedos para colocar el arete (lipazo) que se me ha caído en el pavimento, cuidadosamente sujeto mi cabello alborotado por el viento (taride) y tomo mi bolso (charito) para ir al mercado.
Karla Gallegos
Texto #3
Con guantes y botas de vaso de plástico, el señor Emporquiña se acerca al montón de plástico y recita las mejores canciones del mundo, así que todos los del zarjallón le aplauden, él va y con sus pronunciados labios, hechos por el micrófono, manda besos a todos, mientras les dice gasverpirro a todos: los amo.
El niño llamado Meñiquito, vive con sus siete hermanos, es el mayor de ellos, tanto de edad y tamaño, es un gigante, muy devoto del cuidado de la naturaleza. Se diferencia de los demás en que siempre come plantas y verduras, y aborrece la carne. Según cuentan es amante del reggae. Es enemigo de los enanos que se alimenta de sus prados y huertos, pero aunque Meñiquito está enojado, se traga el
orgullo y con un gesto grande y pacífico, busca a los enanos para que trabajen en su campo y formen una alianza en la que trabajarán para conseguir sus alimentos y lo que ellos logren sembrar y cosechar será todo suyo.
Héctor Teodoro Ortiz
Muchas gracias y felicidades a todos los participantes 🙂