Escrito por Mayra Salazar del Proyecto Libélula Verde y Publicado por Delphine
Un huerto urbano y comunal es todo un acto revolucionario ¡Vamos a quebrar cemento!
Un huerto comunal en la ciudad es compartir la tierra entre varias personas para sembrar en ella, esto puede darse entre un grupo de vecinos, un grupo de familiares, compañeros de clase, amigos o simplemente un grupo de personas con el interés en común.

Para iniciar un huerto lo más importante no es saber sobre el cómo sembrar, sino estar dispuesto a aprender en el camino y sobre todo tener el interés suficiente que te lleve a la acción. Mi recomendación es que la planeación se comience dos o tres meses antes de la primavera, es importante tener algunas sesiones con todos los integrantes del grupo para llegar a los acuerdos importantes del manejo del mismo y preparar todos los insumos que se utilizarán.

1. Establecer un lugar para el huerto
Es importante tener en cuenta que la cosecha se destinará para varias personas es por esto por lo que se requiere más espacio que para un huerto casero o de traspatio, algunas buenas ideas son un lote baldío, un patio grande o quizá un terreno, pero una premisa a considerar es que les quede de fácil acceso a todos los que participarán, ya que el compromiso está en que todos deberán atenderlo.
Con base en lo anterior es necesario saber si tienen suficiente espacio en suelo o tendrán que sembrar en macetas, mandar a hacer cajones de madera, inclusive si tendrán quebrar cemento.
Algo más a considerar es que el lugar tenga como mínimo seis horas de sol y que cuente con agua ya que de otra manera les será más complicado, pero de ninguna manera imposible.

2. ¿Qué vamos a sembrar?
Deberán dedicar algunas horas para ponerse de acuerdo en que quieren sembrar e investigar si esas plantas de hortalizas, flores o aromáticas se adaptan al clima o lugar donde lo harán. Yo recomiendo hacer un pequeño plano de su huerto y dibujar como distribuirán sus plantas, contemplando que todas cuenten con el espacio suficiente para cuando crezcan, ya que tus plantas no serán pequeñas por mucho tiempo.
Otra cosa que no debe faltar en la planeación es el cómo se van a organizar para armarlo y cuidarlo, puede ser que al principio sea mucho trabajo ya que hay limpiar, cavar y por supuesto sembrar o trasplantar, pero esto normalmente se hace entre todos, pero es bueno ser cuidadosos desde el principio para evitar que a futuro el huerto esté descuidado. Establecer desde el principio y por escrito quién se encargará de las actividades cotidianas como: regar, controlar plagas, quitar hierba mala, podar, cosechar frutos y semillas, y muchos detallitos que irán descubriendo.
En nuestra experiencia, una tarde de invierno ya sabiendo donde sería nuestro huerto nos sentamos con un café y comenzamos la planeación; de primera instancia analizamos que el espacio donde lo pondríamos requería de mucho trabajo previo de limpieza, ya que era un terreno que se había dejado de utilizar mucho tiempo y que se había convertido en un basurero improvisado con mucha mala hierba, además eran dominios de un perrito que acudía al terreno, así que era importante contemplar que teníamos que cercar el área a utilizar mientras él se acostumbraba a sus nuevas huéspedes las hortalizas.

3. Conseguir herramientas
Algunos de los materiales que necesitarán son: semillas, tierra, abono, macetas, almácigos, manguera, y algunas herramientas que podrán ir adquiriendo poco a poco como pico, pala, palitas para trasplantar, mangueras o regaderas. La idea siempre es partir con lo que se tiene y de allí ir adquiriendo lo que se vaya necesitando.

4. A favor de los tiempos de siembra
El siguiente paso es realizar un calendario para fijar fechas de siembra y preparación de tierra, todas las plantas y hortalizas tienen un ciclo, tiempos de plantación, recolección y más. También pueden aprovechar estos espacios y tiempos para hacer abonos, preparar tierra, sembrar almácigos, sembrar algunos árboles o arbustos que nos ayuden a hacer barreras naturales dentro de nuestro espacio huertil. En cuanto a nuestra experiencia considerando que vivimos en Chihuahua y que en el invierno las temperaturas bajan bastante, aprovechamos entre febrero y marzo para empezar a limpiar el terreno y mover tierra mientras sembrábamos nuestros primeros almácigos en contenedores reciclados. Nosotras tuvimos la suerte de que el espacio era techado y entraba el sol, lo que nos ayudó a que los sembradíos se resguardarán de las heladas de esos días y así pudieron germinar.

5. Semilleros listos y preparar la tierra
Los semilleros fungirán como incubadoras que nos permiten que las semillas crezcan lo suficiente para ser sembradas en el suelo o en macetas. Se trasplantarán aquellas semillas que sembramos en los semilleros anteriormente, deberán tener un tamaño de entre 7 y 12 cm.
Para preparar la tierra es necesario hacer camas de siembra, es decir aflojar y abonar la tierra en rectángulos que pueden medir de ancho un metro y de largo pueden ser hasta de tres metros.

Sembrar un huerto comunal requiere de planear y organizar para que todo vaya genial, pero hacerlo les traerá muchísimas satisfacciones, ya que un huerto se vuelve un espacio de paz y convivencia donde podrás cosechar alimento para el cuerpo, la mente y el espíritu, podría decirse que es una forma de protesta pacífica, un acto revolucionario donde el grito de lucha sería ¡Manos a la tierra! ¡Vamos a quebrar cemento!
Manos a la tierra! Vamos a quebrar cemento!
