Escrito por Gilda y Publicado por Delphine
Soy una mujer que suena en la lluvia; nací fuerte, nací libre, nací sol. Mi nombre es Ana Paula y desde que tengo memoria me han llamado a la acción los temas sociales y el vínculo con la naturaleza. Crecí y sigo creciendo, con el ideal de que es posible transformar este mundo en uno más feliz, justo y habitable para todas las personas y especies, un lugar donde se teje desde el diálogo, la reflexión, la alegría y en dónde celebremos y respetemos la diversidad.
Siempre fui una niña muy curiosa y apasionada, con un ímpetu muy fuerte por transformar aquello que me parecía injusto, recuerdo que desde pequeña tenía el interés por comprender cómo nos relacionamos con la naturaleza y porque en este mundo no todas las personas podían acceder a derechos humanos básicos.
Este ímpetu me llevó a estudiar una licenciatura que transformó mi manera de ver la vida y por lo tanto también mi relación con la naturaleza, aunque desde siempre me consideré una joven interesada en las problemáticas sociales fue en este espacio estudiantil donde la naturaleza atravesó mi vida y ahora es parte central de mis acciones, la licenciatura “Desarrollo humano para la sustentabilidad” me hizo soñar, creer, accionar y sobretodo construir en colectivo.

A través de estos años, como una joven activista, aprendí sobre el pensamiento complejo y mi interés en lo social se vinculó con lo natural y medioambiental, aquí descubrí las diferentes problemáticas socioambientales y empecé a vincularme a diferentes redes de jóvenes activistas que estaban accionando en el tema, aquí forme parte de “Sumergete mx” una red de jóvenes activistas por el acceso al agua impulsada por Oxfam México, y aunque ya me había desempeñado en diferentes investigaciones relacionadas a problemáticas socioambientales en la universidad, fue en este espacio donde el ser joven, activista y hablar de temas socioambientales realmente tomó sentido. Conocer tantos jóvenes que estaban realizando acciones inspiradas por el planeta me motivó a querer seguir creciendo, dialogando y aportando de mi a este tema, aquí fue donde me conecte con algo que ahora define en gran parte mi vida y mi ser activista; el agua.
Para mí el agua representa el vínculo con la vida, la alegría y también la autonomía, el agua nos conecta y nos llena de felicidad, y al mismo tiempo, es un elemento central en la disputa por su acceso y se ha convertido en una problemática mundial debido a la falta de acceso que padece gran parte de la población. Desde los 19 años, este elemento me ha llamado y me ha conectado en todos los proyectos que he trabajado, desde redes de jóvenes hasta la creación de diferentes materiales didácticos para niños.
Cuando egresé, tuve la oportunidad de dirigir Escuelas de Lluvia en Isla urbana, esta ha sido sin duda uno de los espacios que me ha hecho creer que si es posible transformar este mundo de unos cuantos a la vez y en conjunto. En este espacio encontré otra de mis grandes pasiones e inspiraciones; la educación. Escuelas de Lluvia es un programa que conjuntó mis pasiones; brinda agua limpia y abundante a las escuelas que no tienen agua a través de la captación pluvial y la educación ambiental.

Este espacio me permitió creer y crear, a través del diseño de talleres, metodología educativa, trabajo participativo con las escuelas y las personas, puedo observar la increíble transformación que se genera cuando se brinda acceso al agua y los involucrados se convierten en agentes de cambio activos. Esto me ha llevado a continuar aportando al tema a través de los ejes de acceso al agua y educación.
Por último, ser joven, mujer y activista para mi significa cambio y transformación, estoy segura de que crear redes y vínculos con causas que aporten a la naturaleza y a resolver las problemáticas sociales a través del diálogo, la reflexión, la empatía y la acción nos permitirá construir espacios más felices y justos para nosotros como juventudes y para el resto de las personas y especies que habitan este planeta.
“Estoy segura de que es posible construir un mundo más justo, igualitario y feliz, y que nosotros los jóvenes tenemos una voz fundamental que nos permite incidir en este cambio."
Me inspiran las personas, las mujeres, las juventudes, el agua, me inspiran las sonrisas de las personas que construyen esta vida más justa y más feliz, que conectan con la naturaleza y conectan con la vida.
A todas y todos los jóvenes me gustaría decirles que estoy segura que es posible construir un mundo más justo, igualitario y feliz, y que nosotros tenemos una voz fundamental que nos permite incidir en este cambio. Desde mi labor en Escuelas de Lluvia, he observado como la educación participativa y sustentable permite tejer redes entre personas y comunidades sostenibles, y por esta razón cada una de las acciones que realizamos como jóvenes en el día a día pueden aportar a que (ya) otro mundo esté siendo posible, hagamos juntos esto posible en acción colectiva.
Siembra agua, cosecha lluvia.

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